27 de febrero de 2012

DAME LA CARA !!!


Para cerrar el mes de Febrero que llega a su fin, una de carnavales. "Máscara" es una palabra de origen latino y quiere decir "persona". En el teatro griego ya se utilizaban para que un mismo actor pudiera interpretar diferentes papeles dentro de una obra de teatro con solo el hecho de utilizar una máscara diferente para cada uno de los personajes. En la época romana y durante las "saturnales", origen de los actuales carnavales venecianos,  fue cuando esclavos y amos se las intercambiaban y durante un espacio de siete días los primeros podían insultar, imitar, emborracharse y ser servidos por sus dueños sin miedo a ninguna reprimenda. Aunque parezca absurdo el destino de esta fiesta era mantener el orden, permitiendo todo tipo de excesos al pueblo, que una vez desahogado, seguía cumpliendo su papel el resto del año. Claro, en el fondo no era una buena idea, así que el concepto de la fiesta terminó por desaparecer. 
Sin embargo lo cierto es que las máscaras, venecianas en este caso, permiten ocutar la identidad del que las porta, igualando a todos y cada uno de los que las llevan. Sean de mayor o menor estatus social, de una religión u otra, de una condición sexual u otra, todos parecen iguales, con la misma voz.

Hay veces en las que nos gustaría ponernos una máscara y que nadie de nuestro entorno reconociera nuestros actos, bien porque pensamos que no son apropiados realmente, o que no lo son a los ojos de los demás. Las veces que me he sentido tentada a subirme en una de esas colchonetas elásticas y pegar saltos tal y como lo hacen los niños ...., o tomarme un gran helado de chocolate y ponerme pringando toda la cara...., o pisar un charco y salpicar a todos los que estuvieran alrededor...., o ..... Cientos y cientos de cosas. Tal vez demasiadas. Tendré que revisarlas.

Ah, pero eso sí, ponerse una máscara por un ratito, darnos un "lujo", un "gustazo" como se dice, es perfectamente ilícito en mi opinión, pero, ay, sálvame de aquellos que llevan una máscara permanentemente !!!. Esos sí que los quiero lejos, y bien lejos !!!


26 de febrero de 2012

JUGANDO CON LAS OLAS


Recuerdo que en los días de Poniente no podíamos bañarnos. Solo estaba permitido jugar al pilla-pilla con las olas. La orilla se hacía interminablemente larga, desaparecían las piedras y pedruscos que daban paso a una arena finita. Nos dedicabamos a dibujar en ella con el dedo, a hacer enoooormes castillos de arena con  foso incluso y a veces hasta banderitas en las almenas con palitos de madera que encontrabamos en la playa. Fué cuando cumplí 12 o 13 años cuando empezamos a meternos en grupo hicieran las olas que hicieran. A veces eran realmente grandes, no sé de cuantos metros de altura..., pero ¿serían de dos, tres, cuatro?... Siempre nos bañábamos todos juntos, los de la pandilla, y nos llevabamos con nosotros una de esas cámaras de rueda de camión negras, cuanto mas grande mejor. Las olas tienen su ciclo y tras unas mas flojitas, se divisaban a los lejos como llegaban las mas fuertes. Era el momento de nadar hacia dentro, intentando evitar el rompeolas. Luego había que coger aire y bucear hasta sentir que pasaba por encima de ti la primera de las grandes que venía rompiendo desde lejos y avanzaba magestuosa mostrándonos una blanca cresta de espuma. Apenas unos segundos para asomar la cabeza y nos "recontabamos"... ¿estamos todos?¿quien falta?... Alguna vez alguno aparecía en la playa revolcado por la gran ola; otras demasiado cerca del rompeolas, así que había que tenderle la mano para arrastrarlo hacia dentro antes de que llegara la segunda que lo empujara definitivamente hasta la orilla. Era un juego de equipo, de ayuda, de superviviencia...., mezclado con la adrenalina que a una niña de esa edad podía provocarle el hecho de esperar la gran ola y la incertidumbre de superarla una vez mas o no. Me gusta el mar, mucho. Si me paro a pensar es como la vida, con días mejores de calma y otros de lucha y tempestad, que hay que afrontar como un juego y con el equipo que nos rodea a diario. Que paseís todos una feliz semana de calma y tranquilidad.

16 de febrero de 2012

REFLEXION ...


Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino. Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, mas otras apenas vemos entre un paso y otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.

Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos. El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá, que nos muestra lo que es la vida. Después vienen los amigos hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros. Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.

Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.

Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces es llamado un amigo enamorado. Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies. Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.

Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra. El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones.
Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.

Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad. Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.

Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrán de los que no nos dejarán nada. Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.

7 de febrero de 2012

¿Sorprendido?


Si es que está comprobado, no dejo de sorprenderme cada día ... Y no sé si eso será bueno o no. A veces me hace sentir muy estúpida, el no haber pensado que eso podía pasar, el no haber caido en lo otro, en confiar en aquella persona que te defrauda y te sale por peteneras... Y otras veces me gusta conservar aun esa capacidad de sorpresa que tienen los niños, esa inocencia en cierta medida. Si nos dejaramos de sorprender y de admirar por  las pequeñas cosas como si fueran grandes, perderíamos gran parte de la magia de la vida.
Y este tipo ¿de qué se sorprende?. Parece un tanto asustado por lo que se le viene encima mientras se sujeta el pantalón con ambas manos. ¿Alguien tiene alguna idea?
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Simplemente era un par de artistas callejeros ganándose la vida. La cuerda floja, equilibrio, cambiarse de camiseta y pantalones sin caerse y finalmente un juego de malabarismo. Difícil ¿verdad?