26 de febrero de 2013

LAS MUJERES Y LOS NIÑOS PRIMERO !!




Al hilo de mi propósito de fotografiar lo cotidiano, traigo hoy al blog un libro de Tim Maltin titulado "101 thing you thought you knew about the Titanic ... but didn´t!" (101 cosas que pensaste que sabías sobre el Titanic ... pero no !!). Y este capítulo "Women and children first", cuyo título me ha llamado la atención .Y me explico.
 
Empezando por el origen de esta expresión que todos asociamos con el naufragio de algún barco, diré que la mayoría de los historiadores se ponen de acuerdo, al decir que fue utilizada por primera vez en las costas de Sudáfrica, el 26 de Febrero de 1852, tal día como hoy (una casualidad no buscada fruto del destino, en el que creo enórmemente ). El Birhenhead, una fragata de vapor, chocaba con una rocas a las afueras de Ciudad del Cabo y como no, no contaba con botes salvavidas suficientes para todo el pasaje. Viajaban en el barco 490 soldados, 25 mujeres, 31 niños y 134 componentes de la tripulación. Sólo sobrevivieron 193, entre ellos todas las mujeres y niños, gracias a la caballerosidad de los soldados británicos que dió origen al protocolo de evacuación de un barco.
 
Sin embargo, y como a los humanos nos dá por analizar y sacar estadísticas de todo, estudios recientes corroboran que las mujeres están en gran desventaja en cuanto a la supervivencia en un naufragío respecto a los capitanes y a la tripulación, al igual que más del 50% de los capitanes sobrevivieron a los desastres, pese a la cantidad de bajas y a otra popular expresión conocida por todos, "el capitán es el último que abandona el barco".
 
Y me paro a pensar como ciértamente esas normas de caballerosidad de antaño, van desapareciendo poco a poco (ni que mencionar entre los más jóvenes),  hasta que prácticamente la igualdad de género se está imponiendo en nuestra sociedad, no solo en el plano laboral (gracias a Dios), sino también en las normas que rigen el comportamiento entre hombres y mujeres. Lo de abrir la puerta para que pase primero la señora, el levantarse de la mesa cuando ésta la abandona, incluso el pagar la cuenta del restaurante, son solo unas pocas costumbres que antes ejercían los hombres y que cada día son más difíciles de ver. Los roles están cambiando, y como siempre en algo se gana y en algo se pierde (a mí me encanta que me paguen la cuenta del restaurante).   
 
Dicho esto queda palpable, que tanto en la sociedad, como en las normas de cortesía, como en las relaciones laborales, no hay distinciones entre sexo ni edad, pues en lugar de "las mujeres y los niños primero", aquí mas bien lo que se impone es el... "sálvese quien pueda !!".
 

24 de febrero de 2013

LO QUE SE QUEDA POR EL CAMINO ...



 



Mucha gente me ha preguntado sobre cual es mi estilo, qué tipo de fotos son las que me gustan hacer. Ciertamente con tan poco tiempo intentando hacer fotografía, no creo que sea hora de encasillarme con ninguna especialidad en concreto, sino mas bien se trata de probar de todo un poco, de experimentar y sobre todo de cogerle el truquillo a la cámara y a las luces, que son la clave de todo.
 
Tampoco pienso que para hacer buenas fotos haya que tener espectaculares escenarios. Entre otras cosas tampoco suelo viajar mucho. Así que esta mañana cogí unos lápices de colores bien afilados y un folio en blanco, dispuesta a jugar con la obturación, el diagragma y el ISO en el modo manual (Como diría mi profesor Eric, no existe otro modo. Gracias Eric). El resultado es una serie de fotos interesantes de las que os dejo una hoy. Espero que os guste.

Está dedicada a todos aquellos y a todo aquello que se queda por el camino. Malos momentos ya superados, amigos, familiares queridos, trabajos, sobre todo trabajos en estos momentos tan duros...., enfermedades vencidas, y cada uno que piense en lo que quiera ...
Pero alrededor de este camino rojo no terminado de dibujar, se encuentran muchos otros, pintados de infinitos colores alegres, y que solo están a un paso del nuestro. Así que, un pequeño salto al lado .... y a seguir dibujando !!!!.
 

17 de febrero de 2013

EL VUELO DE LA LIBÉLULA







Como todas las mañanas estoy sentado en la parada del autobús. Llevo casi cinco horas y ya han pasado siete veces todos los buses de la ciudad. La dueña de la mercería que hay aquí enfrente me ha preguntado preocupada por la línea que espero. Yo le he dicho la verdad:
 
-Espero ver pasar una libélula.

Se fue murmurando no sé muy bien qué. Al rato, empezó a llover fuerte, muy fuerte; lo suficiente como para que ningún insecto vuele bajo. Pero ya no podía desistir, sabía que vería pasar un caballito del diablo. Escampó y al salir, los clientes de la mercería se me quedanban mirando como si estuviera loco.
Empiezo a necesitar andar, las piernas se me están quedando dormidas. He de pensarlo bien: si ando alrededor de la marquesina habrá momentos en los que daré la espalda a la calle y si en ese preciso instante pasa la libélula y no la veo… ¿Me quedaré toda la vida esperándola?   


- Será mejor no levantarse - digo, y creo que en voz alta, pues un hombre que espera sentado a mi lado con bolsas de la compra se aparta unos centímetros. ¿Qué por qué espero ver pasar una libélula?. Porque hoy, cuando me levanté tuve la necesidad de ser sensible a los afectos humanos. Sé que suena extraño, pero exactamente así lo pensé hoy a las ocho de la mañana. Y decidí no ir a trabajar, es más, decidí no volver nunca más a mi trabajo. Al abrir la ventana vi la lluvia y me apeteció mojarme sin miedo a las consecuencias y tuve también ganas de reírme y de no desahuciar (trabajo en un banco), y de correr por la playa. Entonces comprendí que sentía añoranza de la infancia: se me vino a la cabeza la casa de mis abuelos en el campo y aquellas tardes de agosto en que veía pasar volando a las libélulas. Supe que debía sentarme aquí, en la parada del autobús, hasta que viniese una.

Estoy seguro de que pasará, nunca me han fallado mis intuiciones. Cuando lo haga volveré al banco y no seré el mismo nunca más, aplicaré las normas en beneficio de los más débiles, ¿no sería bonito?. Será como en ese cuento de Navidad.

- ¡Muy buenos días, Fernando!
- ...
- La verdad es que nada. Me acabo de despertar.
- ...
- Por supuesro pero dame veinte minutos.
- ...
- Hasta ahora!

Era mi jefe. Me necesita a pesar del día libre, no sé que problema con lo del crédito de la inmobiliaria, suerte que pude coger el once, en cinco minutos llego y termino todo. Ahí hay un sitio libre.

- Perdone señor, ¿está ocupado?

Delante va un niño que se levanta y corre por el pasillo.

- ¿Mamá, qué es ese bicho que hay en el cristal?
- Una libélula.

Creo que mi vida nunca volverá a ser la misma.

***


Estoy sentado en la parada del autobús, otra vez. Me duele demasiado la pierna. Menudo golpe más tonto. Si hubiera mirado al cruzar… ¡y suerte que el taxi iba despacio!. Ahora cada cincuenta metros tengo que pararme a descansar. Este tío de aquí al lado parece enajenado. Eso que lleva debajo de la gabardina, ¿no es el pijama?. Y no para de mirar hacia todos los lados. ¿Qué esperará?. Si le preguntase contestaría algo ridículo: una sartén, o a lo mejor con absoluta normalidad: el autobús, o incluso algo metafísico: la muerte. Lo que, sin duda, sería más preocupante. Tonterías. Parece que empieza a llover.
 
Voy a ir a la cafetería y allí espero. Desde luego, tendría que haber mirado antes de cruzar.

***
No llego, no me da tiempo ni de broma. He quedado dentro de diez minutos. Allí está la parada. Si pasase el once a lo mejor conseguía llegar sin mucho retraso. Tengo que hacer deporte, no aguanto nada, un pequeño trote y sudo como un cerdo. No llego y si llegase mi aspecto sería lamentable. ¿Cómo voy a ir así a una entrevista de trabajo?. Por lo menos traje la chaqueta, si hubiera venido sólo con la camisa no habría podido ocultar las manchas de sudor. Odio correr.  Si me dieran el trabajo ... el bus !!. Hay gente esperando, cuatro personas, ojalá paguen con billetes, así tardará más. ¿Y ese tipo? Es  curioso, parace que se acaba de despertar, cada vez hay más locos ... La señora podía coger al niño, va a acabar tirando a alguien !!!.

 Una libélula en el parabrisas... , hacía siglos que no veía una. Suerte que está muerta, no soporto los bichos. ¿Qué hace el del pijama?. Se ha bajado y está delante del autobús.

- Apártate, joder, hay gente que tiene prisa.

Está despegando el bicho del cristal y ahora cruza la calle corriendo.

***

- A mi me dijo que esperaba una libélula, iba en pijama y sonreía.

Era la primera vez que le veía por el barrio.

 
- No le pude ver, el autobús me tapaba. Salió como de la nada.

- No se preocupe, no ha sido culpa suya, ese hombre era un loco que se abalanzó sobre su coche. Esta señora dice que llevaba toda la mañana sentado en la parada.

- No llevaba documentación, iba en pijama, nadie le conoce... ¡A saber quién era!. Un borracho, un yonqui... ¡qué sé yo!.

***

Aquí estoy con mi libélula sobre el asfalto. Muerto, pero no he perdido la percepción de la realidad. Siento. Creo que mi vida nunca volverá a ser la misma.
 
***