19 de marzo de 2012

A LAS CINCO DE LA TARDE.


Ha sido un fin de semana en el que todo ha salido bien. La playa, un tiempo perfecto, ni frío ni calor, descanso merecido, las fiestas del pueblo, una comida fantástica con los pies en la arena .... poco más se puede pedir !!. Últimamente parece que me persiguieran los caballos, las actividades taurinas, lo flamenco .... y eso que ya he comentado que no es algo que vaya conmigo, especialmente lo de las corridas de toros. De hecho nunca que asistido a ninguna y nunca había tenido la oportunidad de participar tan de cerca como la tuve el Sábado pasado. Corrida de toros por las fiestas del pueblo. Estaba dudando entre si entrar o no. Lo que no quería perderme era el ambiente y buscar unas buenas fotos. Como no, me gustó ver los preparativos. Como llegaba la gente engalanada para la ocasión. Botas de montar, chalecos, pantalones ajustados, pañuelos rojos, hasta asientos para aguntar tranquilamente las horas que hiciera falta viendo la corrida y neveritas de camping seguro que repletas de embutidos y vino tinto bien fresquito. La plaza se llenó hasta abarrotarse. Lo mejor fue estar en primera fila observando como calentaban uno por uno cada uno de los caballos de rejoneo que habían de participar en la corrida. Vueltas y mas vueltas en un improvisado recinto para ejemplares realmente bellos. Os dejo con una de las fotos que mas me gusta de las que pude tomar, la de la espera, a las puertas de la plaza, mirando el reloj hasta que dieran las cinco en punto para entrar y "combatir" en un espéctaculo que sin duda no deja indiferente a nadie. Me recordó el poema de Federico García Lorca, poeta granadino, la hora en punto, media tarde, el dolor, el olor, el semblante de los rejoneros, el sufrimiento que se avecina, la guerra....

De la puerta no pude pasar, no podía ser de otra forma ....


Blanco y negro





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