5 de abril de 2012

FRATERNIDAD


A nadie se le escapa a estas alturas que vivimos en un mundo globalizado, en el que lo que pasa en una esquina del mismo influye de forma casi inmediata en el resto. Globalización económica, jurídica, tecnológica, y también de cultural e ideales. Mi ciudad es tradicionalmente la ciudad de las tres culturas, la cristiana, la musulmana y la judía, y me pregunto si a partir de ahora no habrá que plantearse que sea también la china. Hay censados mas de 1.600 chinos. Principalmente están asentados en uno de los polígonos cercanos a la capital, donde se dedican "sin hacer ruido" a mercadear con el textil principalmente. Luego están los restaurantes y los "todo a 100". Hace poco mas de un año, leí un artículo en un periódico local sobre ellos precisamente. Se decía que arruinarían a los pequeños comercios debido a los precios mucho mas ecónomicos y al número de horas que abrían al público. Poco después la televisión anunció que los chinos habían comprado gran parte de nuestra deuda pública y que habían salvado nuestra economía. Algunas posturas proclamaban su recelo al pensar que lo que perseguían era hacerse con el control de la economía mundial. De casi 8.000 demandantes de empleo extranjeros en nuestra provincia, solo 13 son chinos. Y es que si algo encuentra un chino es trabajo. Cuando un chino está enfermo o sabe que va a morir, dicen que regresa a su país porque confía mucho mas en su medicina tradicional. Apenas hay entierros de chinos en España. O sea que el chino es un inmigrante que "conviene" porque además de que casi nunca demanda una prestación de desempleo tampoco utiliza la Seguridad Social. Lo dicho, como ciudadanos los chinos son un chollo. Y aunque su cultura es tan distante y diferente a la nuestra, es sorprendente cómo se han integrado en nuestra comunidad, asimilando hasta las proesiones de Semana Santa como suyas. Y es que cuando se emigra, al menos eso pienso yo, nos debemos adaptar lo mas posible a nuestro nuevo entorno, o al menos, no intentar llamar la atención en él. Bravo por esta hermana cofrade de la foto!!!! Termino con una anecdota pintoresca para alegrar este Miércoles y Jueves lluvioso: Ese hombre que está poniendo flores en la tumba de su esposa, cuando vió a un chino poner un plato con arroz en la tumba vecina. El hombre se dirigió al chino con cierto aire de suficiencia y le preguntó:
-Disculpe señor, ¿de verdad cree usted que el difunto vendrá a comer el arroz?
-Sí -responde el chino- cuando el suyo venga a oler sus flores.

Feliz noche del amor fraterno a todos los cristianos.

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